25 de julio de 2014

Ser au pair desconociendo el idioma del país

Si tienes la intención de trabajar como au pair en un país del que desconoces absolutamente su idioma te estarás preguntando, ¿tengo alguna posibilidad? Si bien no es la situación ideal, tampoco quiere decir que tengas cero oportunidades y dependerá también de qué idiomas domines.

Aunque en un post anterior ya relaté cómo fue mi llegada a Italia sin haber asistido nunca a clases de italiano, aquí voy a dar más detalles sobre las posibilidades que hay de aprender un idioma empezando a estudiarlo directamente en el país de destino mientras trabajas como au pair.

En mi caso (castellano-italiano) se daba la ventaja de que ambas pertenecen a la misma familia lingüística: provienen del latín y, por lo tanto, tienen fonética y bastantes rasgos de gramática y vocabulario similares (pero ojo, tambien hay falsos amigos). También se daba la circunstancia de que la madre de la familia hablaba castellano, por lo que tenía alguien con quien comunicarme sin problemas. Eso sí, tan pronto como me aceptaron compré libros de italiano y me preparé lo básico cuatro meses antes de llegar.

Pues bien, si quieres irte de au pair a un país cuyo idioma desconoces, las opciones son:


  • Trabajar para una familia que sea de tu país o de un país en el que hablan tu idioma, por lo que la lengua de destino no es requerida para el trabajo. Por ejemplo una colombiana trabajando para argentinos en Noruega.

  • Similar al anterior, trabajar para una familia donde todos sus miembros hablan tu idioma y quieran tener a un/a au pair para mejorar su nivel con alguien nativo. Por ejemplo una francesa que trabaja de au pair en Alemania con una familia donde todos hablan francés.

  • Hablar una "lengua vehicular" en común con la familia. Que la familia y tú habléis un idioma sin que seáis nativos ni ellos ni tú. Por ejemplo que una chica danesa trabaje para unos españoles; la danesa no habla español ni los españoles danés, pero todos se pueden comunicar en inglés.

  • Que la lengua de destino sea similar a la tuya y tengas facilidad para comprenderlo y, en poco tiempo, hablarlo. Como apuntaba anteriormente, esto requiere que tu lengua y la de destino pertenezcan a la misma familia lingüística. Por ejemplo una chica portuguesa trabajando en Italia; las similitudesentre las lenguas facilitan un aprendizaje más rápido que si por ejemplo se tratara del polaco.
De todos modos vas a vivir en un país sin hablar el idioma, por lo que hay que ponerse las pilas sí o sí, no solamente para apañárselas en el día a día en el tiempo libre, sino para haber aprovechado la experiencia (pocas veces se repite la oportunidad de pasar meses o un año en el extranjero). Si es posible asiste a un curso de idiomas o, en todo caso, siempre se pueden buscar libros, recursos en internet o intercambios de idiomas, antes de tu partida y/o durante tu estancia.

Incluso hay países como Suiza donde el curso de idiomas es obligatorio para trabajar como au pairs, ya que se supone que es uno de los objetivos del trabajo.

Irse a un país sin saber el idioma (como au pair o de cualquier otro modo) no es fácil; requiere un esfuerzo extra de adaptación, pero por otra parte es algo que no está al alcance de todo el mundo, aprender un idioma directamente en un país nativo. Es cuestión de prepararse bien y echarle horas de estudio, de escuchar música y televisión,... Como aprender cualquier idioma pero necesitándolo desde el minuto uno y pudiendo llegar a dominarlo mucho antes que estudiarlo en otro país.

Así que a los que pensáis estar o de hecho ya os veis en esta situación, mucho ánimo con la lengua que hayáis elegido aprender. Nada como practicar el idioma a diario o, aunque sea, escucharlo por la calle todo el tiempo

18 de julio de 2014

Tour a los acantilados de Moher

Hoy os voy a contar cómo fue el tour que hice en noviembre de 2012 a los famosos Acantilados de Moher, en el Condado de Clare, en la costa oeste de Irlanda y que es una de las imágenes que nos suele venir a la mente cuando se menciona la isla. Para llegar hasta ellos, me decidí por un tour de un día que te lleva desde Cork hasta dichos acantilados, pasando por otros lugares interesantes como Burren, y una breve parada en la ciudad de Limerick.

Así pues, el autocar partió de Cork bien temprano, una vez estábamos todos (el tour se reserva con antelación, por lo que se sabía quiénes éramos los pasajeros). Desde el minuto uno el conductor además nos iba explicando todo lo que íbamos viendo e intentando que nos conociéramos más entre nosotros; había sobre todo turistas españoles y estadounidenses.

El viaje hasta los acantilados dura unas cuatro horas, así que a mitad de camino hicimos una primera parada junto a un centro comercial de Limerick, donde apenas hubo tiempo para un café  y ver un castillo a lo lejos. Es decir, ese no fue el día que conocí la ciudad de Limerick, sino su centro comercial.

Pero un tour es un tour y no iba a incluir solamente los acantilados en sí... También hubo ocasión para visitar el Burren, un paisaje kárstico en el condado de Clare, ya cerca de la zona donde están los propios acantilados y que está catalogado como parque nacional.





Después de comer en un pub ya por fin llegamos a los acantilados. Desgraciadamente, el tiempo no acompañaba (hasta entonces lo había hecho) y llovía, aunque no hasta el punto de molestar. De todos modos es Irlanda, y la lluvia es parte de su esencia.

Lo más impactante era el viento, un viento que soplaba con una fuerza como pocas veces he visto (más bien, como creo que nunca había visto y pocas veces veré). Era necesario agarrarnos los unos a los otros para no caernos, como le sucedió a una servidora queriendo hacer fotos y que casi se rompe la muñeca y la cámara de fotos en el intento (los arañazos que conserva son prueba de ello). Además del viento había que luchar contra la espuma voladora que nos acechaba directamente desde el océano, y aún no habíamos llegado a la parte más escarpada de los acantilados, sino que estábamos en la antesala.




Y ya por fin nos acercamos a los famosos acantilados de Moher. Con las condiciones climáticas adversas aún persistiendo, el guía nos tranquilizó con que en caso de perdernos al día siguiente volvería a buscarnos con otro grupo. Irish humour.






 Y ya por si tenemos más interrogantes acerca de los acantilados en la zona hay también un museo explicativo sobre los mismos. La entrada iba incluida con el tour, así que fuimos a visitarlo también. Sobre todo había paneles explicativos sobre la fauna marina y alguna maqueta de los acantilados.



Aunque contándolo parece más breve, el día fue bastante largo (desde Cork hay unas cuatro horas de distancia, y en mí caso había que añadirle casi una hora más hasta Bandon más la espera en la estación de autobuses). Así que ya por último parada técnica en otro pub junto a un castillo, y a descansar, que al día siguiente ya tocaba trabajar.

11 de julio de 2014

Experiencia en Camaiore (Lucca, Italia)

Por cosas de la vida decidí que quería volver a la zona de Lucca (Italia) y me planteé (esta vez con más calma, ya que no descartaba otro tipo de trabajos) volver a registrarme para trabajar allí como au pair. Al haber trabajado ya con niños y hablar italiano, me llegaron varias solicitudes, hasta que finalmente di con los B., en Lido de Camaiore (junto a Viareggio, en la provincia de Lucca y a unos 30 km. de la capital provincial). El trabajo consistiría en enseñar inglés a dos niñas de dos y cinco años (nivel incial, por supuesto) durante dos o tres horas por las tardes, sin ningún trabajo adicional y (punto muy a favor) en un apartamento independiente que estaba dentro de su finca, por lo que tendría total independencia (incluso alguna vez llevé visita). Hablamos por email y skype y todo perfecto, muy majos siempre y a mediados de octubre de 2013 (cuando por fin les llegaron los muebles del que sería mi apartamento) me fui para allá.

Esta vez no había mucho que descubrir en la zona (lo que no quiere decir que no me siga encantando), ya que ya conocía la provincia de antemano, incluyendo Viareggio, aunque solamente de haber ido un día con otras au pairs de la zona.

Por fin llegó el día y en el aeropuerto de Pisa estaban los cuatro miembros de la familia esperándome para llevarme a Lido di Camaiore con el coche. La más lanzada la pequeña, S., que no paraba de repetir mi nombre mientras de la mano me llevaba hacia el coche (vamos, como si ya me conociera) y la otra niña, L., sencillamente encantadora, ilusionada por enseñarme el que sería mi apartamento durante dos meses.

Y sí, por fin vi el apartamento. Una casita con dormitorio, cocina y baño, todo para mí sola, situado en la misma finca donde estaba la casa familiar pero totalmente independiente y donde incluso podía llevarme invitados si quería. La parada de bus y la estación de tren estaban a unos 10 minutos andando y en poco más de media hora en bicicleta (disponía de una para mí) se podía llegar a Viareggio perfectamente, por lo que en este aspecto todo era genial. Lo malo: la conexión wi fi no llegaba al apartamento, excepto alguna vez que solamente llegaba a la puerta, pero podía ir a la casa sin problemas cuando necesitaba conectarme.

También había dos animales en la casa; concretamente, un par de patos que tenían enjaulados en una parte de la finca pero que de vez en cuando sacaban para pasear.




A los pocos días también conocí a los cuatro abuelos, que por turnos eran quienes llevaban a casa a las niñas por las tardes y que vivían en pueblos de la zona.

En cuanto al trabajo empezaba a partir de las 17:15 aproximadamente y me dedicaba a jugar con las niñas de un modo que sirviera para enseñarles inglés a la vez, aunque obviamente a ellas esto último no les interesaba demasiado, pero era mi única tarea así que me afanaba en ello. En torno a las 19:30 ya acababa mi jornada, pero continuaba mientras hacían la cena y ya cenaba con ellos, aunque no tenía obligaciones respecto a esto (podía irme al apartamento y cenar sola si quisiera, pero sería más aburrido).

Principalmente L. hacía puzzles mientras S. se encargaba de destrozarlos.... Aunque se querían muchísimo, la diferencia de edad se hacía patente a cada rato, ya que L. era mucho más madura y hacía cosas que aún se escapaban a la comprensión de la pequeña. Y también otros juegos como la escuela, cantar canciones, etc., según se nos iban ocurriendo.

Lo que me daba rabia era tener que atender más tiempo a S. que a L., solamente para que la dejara jugar tranquila. Pero claro, quería jugar conmigo también y creo que se sentía frustrada y decepcionada conmigo.

Respecto a mi tiempo libre, tenía muchísimo. Las primeras semanas asistí a un curso de italiano casi gratuito (10€ de matrícula que me pagaron los padres de las niñas, N. y M.), pero por tema de horarios solamente podía ir a última hora y a un nivel más bajo que el mío; entre eso y que tenía que irme veinte minutos antes de acabar la clase, decidí abandonar y seguir estudiando por mi cuenta (nunca fui a clases de italiano y me defiendo de todos modos).

Así que más tiempo para mí... A diario solía irme en bicicleta (prestada por la familia) a Viareggio, ciudad que en buena medida depende del turismo de playa, por lo que en aquella época no había mucho movimiento, pero aún así era ideal para visitar.


Viareggio desde su muelle.

El Burlamacco de Viareggio.

Un par de veces también pedaleé hasta Marina di Pietrasanta, que estaba más o menos a la misma distancia que Viareggio desde casa.









Y por supuesto también hubo tiempo para volver a visitar Lucca (todas las semanas), Pisa y Florencia, ciudades todas ellas encantadoras y de las que es difícil llegar a cansarse.


Florencia.


Con la familia también pasaba bastante libre; además de comer con los padres todos los días, algunos fines de semana les acompañé a visitar la vecina Pietrasanta y fui a casa de los padres de ella varias veces a comer, en el pueblo de Camaiore.






Por desgracia para mí, solamente buscaban a una chica para dos meses, así que la estancia se me terminó en breve y ya a mediados de diciembre volví a España.

Eso sí, de los B. tengo un recuerdo fantástico, disfruté mucho con esa familia, los padres siempre atentos conmigo y las niñas muy bien con ellas (aunque me dieron sus ratos, pero como cualquier niño) y espero poder volver a visitarles alguna vez.

4 de julio de 2014

Mi rutina con los niños en Cork

Aunque ya he comentado varias cosas sobre mis cinco meses trabajando de au pair en Bandon (Co. Cork, Irlanda) con R. (9), C. (6/7) y C. J. (4/5), como varias personas me han preguntado sobre mis horarios durante mis días de trabajo allí.

Trabajaba tres o cuatro días a la semana de lunes a viernes, librando a la par que F. (la madre), que era enfermera en el hospital de Cork. También alguna noche me quedé a cargo de los niños, pero siempre me preguntaban si tenía algún plan y en general no tenía que hacer nada salvo permanecer en casa, así que trabajo en sí tampoco lo consideraba.

Pues este era el día a día que solía llevar:

8:00 DESAYUNO Y PREPARAR A LOS NIÑOS PARA EL COLEGIO

La hora algo aproximada porque a veces se levantaban antes, pero de todos modos yo procuraba desayunar sola antes de que ellos se levantaran y así tener un desayuno más tranquilo. Normalmente estaba sola durante esta hora (en torno a las nueve algún familiar o conocido de los padres se los llevaba en coche al colegio), aunque una vez por semana también estaba F. porque se quedaba a estudiar para la Universidad.

En todo caso las tareas eran:
  • Despertar a los tres niños si no se habían despertado ya.
  • Prepararles el desayuno: cereales, macedonia, zumo, tostadas,... Según lo que quisieran.
  • Dar a los niños sus vitaminas.
  • Lavar los dientes a C. y C. J. y comprobar que R. lo hacía correctamente.
  • Meter las botellas de agua y la merienda de cada niño en su mochila.
  • Ayudar a vestirse a C. J. y comprobar que R. y C. habían hecho lo propio.
  • Revisar que el cuenco del agua de la perra (Jessie) estuviera lleno (siempre lo estaba).
  • Y una vez que los niños se habían ido (o con ellos si había tiempo):
    • Dejar recogida la mesa.
    • Vaciar el lavavajillas (si tocaba).
    • Tender la ropa de la lavadora y/o colocar la ropa seca de los niños en su sitio (si tocaba).
A partir de aquí tiempo libre hasta la vuelta de los niños del colegio

14:10 LLEGADA DE C. J.
C. J. al estar todavía en Infantil tenía una hora menos de clase que sus hermanos y salía a las 14:00 del colegio. La hora que teníamos hasta que llegaran los demás la aprovechábamos para vestirle con la ropa de andar por casa (y no manchar el uniforme con la comida), hacer sus deberes y jugar. A veces también utilizaba este rato para preparar la comida, aunque normalmente la tenía hecha antes de llegar él (no había ninguna norma respecto a esto).

15:10 LLEGADA DE LOS MAYORES
Por fin (a mí se me hacía algo tarde) a estas horas ya estaban los tres hermanos en casa y comíamos los cuatro juntos, aunque yo a veces ya había comido antes.
Automáticamente después de comer era la hora de hacer los deberes de R. y C. (bajo mi supervisión) y C. J. podía irse a jugar, pero la televisión estaba prohibida hasta las 17:15 y para los videojuegos había un límite de media hora por día, por lo que se entretenía con algunos de sus juguetes.

Una vez hechos los deberes (sobre las 16:30) ya tenían libertad para jugar en casa o en el jardín, leer o hacer manualidades; por suerte R. ya era bastante independiente, así que me tenía que centrar sobre todo en C. J. y C., con los que hacía distintas actividades cada día, aunque a partir de las 17 ya solían estar bastante cansados y ya solamente querían ver la televisión

17:30 LLEGADA DE LA MADRE Y FIN DE MI JORNADA
Sobre estas horas llegaba F. y ya mi jornada acababa, aunque como también vivía ahí pues solía seguir con ellos jugando, viendo la televisión o lo que fuera que estábamos haciendo hasta el supper time (comida intermedia entre la merienda y la cena que se solía encargar de preparar F.), en torno a las 18:15 y luego ya un rato más con ellos y me retiraba a mi dormitorio hasta el día siguiente.

Y en líneas generales esta era la rutina que llevaba en mis días de trabajo en Irlanda, aunque de vez en cuando variaba (vacaciones, que los niños enfermaran,...). Luego los fines de semana y los días que F. no trabajaba entre semana no tenía ningún cometido, pero solía pasar con ellos bastante tiempo libre, ya que me invitaban a todo lo que hicieran fuera de casa y la verdad es que disfrutaba bastante.

Espero que os sirva como una idea de lo que puede ser el horario trabajando de au pair, pero hay que tener en cuenta los horarios y necesidades de cada familia, por lo que ni mi caso ni ningún otro puede servir para saber lo que pueden pedir y durante cuántas horas diarias o semanales requerirán que trabaje la au pair (la única forma de saberlo a ciencia cierta es hablarlo con ellos obviamente).